viernes, 23 de mayo de 2014

En Coatzintla, dolor y sangre por la locura de Judas

Foto/Francisco De Luna
Nota publicada en la agencia de noticias Imagen del Golfo en el año 2012. Aquí el texto y fotos de este impresionante ritual


Por Francisco De Luna

Coatzintla, Ver.-“Me arrepiento de mis pecados” gritó uno de los asistentes, se quitó la playera y pidió que lo ramearan con chichicaxtle y luego dio la espalda para recibir los “planazos” con machetes, durante la tradicional “Carrera de Judíos” en su 149 aniversario.

Foto/Francisco De Luna
Los espectadores son testigos y protagonistas de la flagelación a la que ellos mismos se someten. La gran mayoría del pueblo coatzinteco participa en la “locura de Judas” que al entregar a Jesús de Nazareth a cambio de unas monedas se vuelve loco y se ahorca.

En esta carrera se hace la representación de la locura que envuelve a Judas. Él corre entre las calles céntricas del municipio, mismas que son escenario para el ritual religioso. Al tratar de escapar golpea con ramas de “chichicaxtle” (planta que causa comezón e irrita la piel) a los asistentes.

Foto/Francisco De Luna
Con esta fiesta se rompen varios protocolos de la religión católica. Entre la muchedumbre se escuchan las groserías para retar a Judas, también les arrojan bebidas embriagantes o cualquier objeto para recalcarle su traición al Hijo de Dios.

El “Sábado de Gloria” en Coatzintla, municipio ubicado en la zona norte del estado de Veracruz es de las celebraciones que causan asombro entre los visitantes cuando observan espaldas hinchadas, marcadas y hasta sangradas por los golpes del machete.

Las pieles de los rameados por las hierbas quedan rojizas por la comezón y el ardor, “pero nadie debe quejarse, esto es parte de la tradición” y uno de los rituales con mayor extrañeza para arrepentirse de los pecados.

Participan en promedio 120 judíos quienes son los encargados de la flagelación y ninguno de los golpes es actuado, ya que forma parte de las penitencias. Este evento se desarrolla en el marco de las celebraciones de “Semana Santa”.
Foto/Francisco De Luna

La actividad comienza a las 12:00 del día; al tiempo que suenan los cohetes se anuncia que la locura de Judas ha iniciado y la gente tiene que correr y abrir espacio para que la carrera continúe y de esta manera evitar ser golpeado o rameado.

El personaje central es Judas, quien camina entre las calles, vestido de negro, amarrado al cuello con un lazo, así como pelo en el rostro para no ser reconocido. En ambas manos carga los ramos de las hierbas irritantes para la piel.

Corretea a los espectadores entre las calles de Coatzintla,  junto con los judíos quienes visten penachos y trajes coloridos y lanzas cubiertas con papel brilloso, así como los machetes que cargan y en ocasiones arrastran en el piso como símbolo de poder y reto a los visitantes.

Foto/Francisco De Luna
“La Carrera de Judíos” tarda dos horas y al concluir detienen a Judas, es amarrado y acostado en una camilla de tablas para pasearlo en el parque y frente a la Iglesia católica de “Santiago Apóstol”. Después es llevado a una vivienda para luego ser trasladado al cementerio municipal donde por medio de la representación con un “muñeco” es quemado por traicionero.

La fiesta continúa con un baile popular, entre cervezas, comida tradicional para comenzar de nuevo con los pecados, mismos que el próximo año habrán de pagar con Judas en su locura.



lunes, 19 de mayo de 2014

Fábrica de San Bruno entre historias y leyendas urbanas

Foto/Francisco De Luna
Francisco De Luna

Xalapa, Ver.-Entre los muros del inmueble de la antigua fábrica de textil “San Bruno” se encierran las historias de luchas sindicales. Ahí resuenan los ecos laborales que datan de 1852. 

Las décadas transcurrieron hasta convertirse en guarida de pandilleros que al paso de los años destruyeron y “pintaron” sus propias leyendas urbanas.


Recorrer el sitio es perderse entre laberintos, cada puerta conduce a otra, da paso a cuartos espaciosos, pero también a pasillos reducidos ahí donde la vista se pierde entre los paredones con amplias ventanas y muros destruidos.
Foto/Francisco De Luna
El edificio es muy antiguo, las paredes están carcomidas, húmedas y grisáceas; la hierba se ha apoderado de los cimientos, se aferra a ellos como la historia y los relatos que parecen atrapados en las tres hectáreas que integran este predio.

En este lugar la historia de antaño se mezcla con la vida urbana, donde los rayones y grafitis cuentan momentos de inseguridad, peleas callejeras, de amores clandestinos y el consumo de drogas.


Adentro aún quedan las evidencias de la producción de telas, hay hilos, algodón, rondanas, herrería de la maquinaria, los pozos donde se coloreaban los telares, tienen en su poder el silbato de la fábrica, así como fotografías en sepia, blanco y negro; también planos e imágenes de los jornaleros.
Foto/Francisco De Luna
Ignacio Lara Hernández, representante de la Asociación de Colonos, contó que buscan el rescate del edificio para que sea nombrado monumento histórico y se conserve el área que en algunas partes se ha caído a pedazos.

La fábrica se ubica en la calle “Mártires 28 de agosto” donde anteriormente la congregación llevó por nombre “Molino de la Pedreguera”; actualmente entre el terreno de “San Bruno” han sido localizados pilares elaborados con piedra volcánica que podrían ser parte de las herramientas de la molienda.


Entrar a la extinta fábrica es como adentrarse a una zona de guerra, donde gran parte del inmueble está destruido. El techo de uno de los espacios se ha desplomado por completo y sólo han quedado las columnas endebles; todo ello empeoró por el saqueo de cobre y bronce.
Foto/Francisco De Luna
La textilera cerró en el año de 1990 y el sindicato de los trabajadores desapareció un año después. Pero fue a principios del siglo XX que la ciudad de Xalapa se convirtió en una de las textileras de mayor importancia en el país. Aquí los trabajadores dedicaban hasta 15 horas al día para lograr la producción.

Para el 28 de agosto de 1924, los líderes de la compañía fueron secuestrados y luego asesinados y ahora el lugar está marcado por esa historia que al paso de los años la calle que atraviesa frente al sitio lleva por nombre la fecha en que se derramó sangre de los trabajadores.


Las condiciones inadecuadas llevó a los empleados exigir a los patrones horarios justos y aumento salarial, peticiones que se lograron luego de seis meses de huelga en el año de 1927. Los obreros mantenían ideas comunistas, aunque con sangre, imposiciones y hasta desaparecidos lograron defender sus ideales y mantener su centro de trabajo el cual los capitalistas intentaron clausurar.
Foto/Francisco De Luna
La historia de este inmueble se extiende en cada uno los pasillos, en los acueductos, en la  chimenea, también en el área conocida como “la Bolsa del Diablo” lugar anexo a la empresa donde las familias que trabajaban para ella vivían hacinados, ahí también nacieron hijos de los trabajadores y que ahora el lugar busca ser rescatado y convertirlo en museo.


Durante la década de los 90 cuando el inmueble quedó completamente en el abandono, los pandilleros se apoderaron del lugar, donde de acuerdo con las leyendas urbanas en uno de los túneles fueron encontrados seis cadáveres, sin embargo nunca se supo más de la situación.
Foto/Francisco De Luna


Los vecinos se organizaron el 11 de abril 2014 para limpiar la zona, donde había ropa percudida de vagabundos, colchones, latas de aerosol con los que fueron marcados los territorios, también sacaron y removieron pedazos de concreto, vidrios y cachos de muros.

Ahora el lugar es frío, se siente la presencia de quienes alguna vez habitaron este lugar que reclama describir relatos, esos que se entrelazan con cada uno de los significados de los grafitis y sus leyendas urbanas.


Foto/Francisco De Luna



sábado, 10 de mayo de 2014

"Los desaparecidos tienen mucha madre"

Cansados de llorar/Foto: Francisco De Luna
Francisco De Luna

Xalapa, Ver.-Otro 10 de mayo sin nuestros hijos. Una silla en la mesa está vacía, cuenta la mamá de Nohemí, quien participó en la marcha “Los desaparecidos tienen mucha madre”, caminata que se celebró la tarde de este sábado.

Se trataba de un contingente de dolor, el cual avanzó y se concentró en la plaza “Sebastián Lerdo de Tejada” de la ciudad de Xalapa. Por las calles que caminaron mostraban la imagen de sus hijos con la esperanza de que fueran reconocidos y alguien les indique de sus paraderos.
La angustia se apodera de ellos/Foto: Francisco De Luna

Con los rostros impresos en playeras blancas o en cartulinas las mamás, esposas, hijos y abuelas se desplegaron en la capital veracruzana donde alzaron la voz y exigieron justicia por sus familiares que están desaparecidos.

En letras grandes se podían leer los nombres completos de quienes en algún momento “jamás volvieron a llegar a su casas” y que este 10 de mayo sus madres levantaron las fotografías de sus hijos.

Alzaron la voz/ Foto: Francisco De Luna
Por ejemplo la imagen de Rafael Espinoza Gutiérrez, quien posa sonriente en la foto; lo mismo que Karla Nayeli Saldaña Hernández, Alejandro Martínez Benítez, Herón Miranda García, de quienes sus familiares dijeron llevan casi cuatro años sin saber qué ha ocurrido con ellos.

El llanto casi silencioso, escurría detrás de las gafas oscuras de la señora Maricela quien relata lleva tres años con la angustia y ya se cansa de llorar. Al momento de recordar las vivencias con su hijo muestra la cartulina donde lo lleva retratado y la palabra “Se Busca”.

Rostros impresos de los desaparecidos/Foto: Francisco De Luna
El pase de lista frente a la catedral y el Palacio de Gobierno, se convirtió en el momento más sensible para las madres quienes al nombrar a sus hijos desaparecidos de inmediato el nudo en la garganta y las lágrimas se apoderaron de sus sentimientos.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” gritaban al unísono. “No podemos ser indolentes ante este sufrimiento”, decían al momento que exigían a las autoridades dejar los pretextos para no buscarlos.
La lucha continúa/Foto: Francisco De Luna


jueves, 8 de mayo de 2014

Balas, colgados y 110 años de vida: repaso por la vejez

(El relato de una señora que vivió 112 años. La información fue publicada en la agencia de noticias Imagen del Golfo en noviembre 2010. Encontré mi texto y lo comparto)

Francisco De Luna

Poza Rica, Ver.- A sus 110 años, la vida de doña Librada Márquez Pulido ha sido como una “revolución”. Envuelta en un mundo de recuerdos que marcaron la historia de Papantla y Poza Rica, relata algunas de sus vivencias durante el movimiento de la “Revolución Mexicana”.

En su acta de nacimiento está fechado el día 17 de agosto de 1900, es originaria del municipio de Papantla de Olarte, pero a los diez años de edad, huyó junto con sus padres a la comunidad “El Aguacate” para refugiarse de la “guerra” como ella lo nombra.

Aunque no recuerda los años que duraron las revueltas en la zona del Totonacapan, precisa en contar que en esos tiempos varios terratenientes despojaban a las familias de sus propiedades, algunas casas eran incendiadas, mientras que los hombres tenían que ser sometidos para participar en los enfrentamientos.

El rostro de doña Librada denota las décadas vividas, su cabello blanco y ojos opacos contrastan con la firmeza de su memoria. Camina, escucha y dialoga sin dificultad.

Sentada en un sillón de tres piezas, atiende la entrevista. Antes de iniciar la conversación hace remembranza de sus familiares y mira las fotografías que cuelgan de la madera en donde resalta la imagen de su hija quien ya falleció.

En su humilde morada construida con tablas, techos de lámina de zinc y cartón, se ubica en la Privada Heriberto Kehoe, manzana 89 y lote 14 “B” de la ampliación Óscar Torres Pancardo.

Doña Librada, es de estatura baja, tez blanca y voz aguda. Su alegría la demuestra en cada sonrisa, pero también entristece cuando habla de su infancia al recordar enfrentamientos de los revolucionarios y las familias que huían entre el monte para lograr sobrevivir a las balas.

Nació del matrimonio de Ángel Herrera Arredondo y Brígida Márquez Pulido; fue hija única. Se casó a los 15 años “porque antes nos apartaban desde niñas, aunque el hombre ese no nos gustara”. Cuenta mientras da un repaso con su vista al retrato de sus familiares.

Su esposo fue Herminio Ramírez Sierra, él falleció en 1958. Procrearon cuatro hijos: Ángel Ramírez Márquez, Miguel, Isabel y Guadalupe, las dos mujeres fallecieron, la primera a los 35 años y la segunda a los nueve años.

El mayor de sus “retoños” es Ángel Ramírez y radica en la colonia Manuel Ávila Camacho en la calle 2 de abril y Miguel vive con ella así como su nieto Héctor Ramírez García con 30 años de edad, él la atiende y ambos se apoyan.

La señora Librada a sus 110 años, tiene nueve nietos y 12 bisnietos, sin embargo se aflige al contar que no la visitan “ni para venir a preguntar si ya estiré la pata” dice, pero sonríe y orgullosa reitera que las décadas vividas le han sido como “una revolución”.

El silbido de las balas

Para doña Librada Márquez Pulido, haber vivido la época de la Revolución Mexicana, representó temor, coraje e impotencia al ver caer a quienes participaban en la revuelta. “Cuando iba haber guerra avisaban para que nos preparáramos y compráramos cosas para comer adentro de las casas ya que no se podía salir”.

Sus memorias se remontan a los de 1910 a 1920 y dice que permanecían encerrados porque los “soldados” a su paso arrasaban con las propiedades y violaban a las mujeres. También saqueaban las pertenencias y arrebataban la comida.

Los revolucionarios se esparcían en varias comunidades de la región en busca de jóvenes en edades desde los 16 años para llevarlos a la batalla “todo el ambiente era triste y los padres intentaban proteger a sus hijos”. Relata sin perder detalle de sus experiencias que aquellos que se oponían eran amarrados a los caballos para ser arrastrados.
 
Los enfrentamientos eran de un cerro a otro y se escuchaban los silbidos de las balas, por eso nadie salía, a mí me metían debajo de la cama y aunque ya tenía mis 10 años, aún cabía para esconderme. Aún me acuerdo ---agrega--- para dejar en claro que es lúcida.

Recuerda que en el municipio de Papantla los enfrentamientos eran en el “Cerro Pelón”, “El Campanario” y “Jazmín”. Los campesinos defendían sus propiedades que los terratenientes deseaban para ampliar “su gobernabilidad” y las batallas a balazos en ocasiones duraba hasta dos semanas consecutivas.

Cuando tenían oportunidad de salir de sus escondites, huían. Doña Librada dice no haber sentido miedo y corrió hacia el monte, donde hoy se ubica el parque Israel C. Téllez del municipio de Papantla.

Cuenta que ahí no había construcciones por lo que el sitio fue elegido para “amontonar” a los caídos de la “Revolución”, “hicieron un hueco grande y los echaron como costal viejo y yo fui a juzgar. Fui de cusca a ver a los muertos, ahí quedaron y por eso no se me olvida la guerra”, Dice.

La escena de los muertos la tiene muy presente, además de haber sobrevivido a las persecuciones y saqueos. En ocasiones permanecían bajo hojarascas entre las montañas para no ser descubiertos.

Durante varias semanas las casas quedaban solitarias y eran los momentos oportunos para los acaparadores de tierra. Han transcurrido 100 años de la Revolución Mexicana pero las imágenes de sangre aún permanecen intactas.

“Unos eran amontonados y con los pies pa´rriba, echaban por montones a los soldados al hoyo que estaba hondísimo. Hoy es el centro de Papantla. La guerra es de admirarse porque es triste. No podías salir o una bala perdida te podía atravesar”.


Entre colgados
Hace remembranza al recorrido que emprendía entre veredas de la región, para huir de la revuelta o dirigirse al “pueblo” en un día de compras. Y entre el monte podía ver a los “colgados”.

Al paso de los años culminaron los enfrentamientos, las familias estaban dispersas y varias perdieron contacto con sus seres queridos. Doña Librada Márquez fue una de ellas.

Aunque aparentemente todo volvía a la normalidad, aún entre la vegetación podía encontrarse a los “colgados”. Ya para los años 50, cuando ella llegó a lo que hoy es la ciudad de Poza Rica “también hasta acá venían a matar a quienes robaban”. Relata.

Sus palabras viajan a tiempos memorables del auge petrolero. Y dice que sólo existía la “Maqunita Cobos-Furbero” y todo lo demás era monte. En los siguientes años se comenzaría la construcción de carreteras “también vi cómo creció Poza Rica”. Cuenta orgullosa de su edad.

Cuando llegó a Poza Rica, vivió en la colonia Manuel Ávila Camacho, se dedicó a labores del hogar. Prestó servicios domésticos a comerciantes a quienes ella sólo identifica como “Los Chales”.

Recibía de pago 12 pesos diarios “por lavar un maletón de ropa y planchar”. Para ella el salario era suficiente, al mencionar que de niña vivían inmersos en la pobreza y para alimentarse, con su familia se dedicaban a trabajar en el campo, descalza y a veces sin comer. No logró estudiar, “si era maestro no nos mandaban porque desconfiaban del profesor”.

En la siguiente entrevista

Se toca las rodillas y dice estar agotada, “pero qué le hago si todavía no me llama Dios”, refiere casi murmurando. Añora su

juventud, pero también se sorprende haber vivido 110 años. Pues ni ella misma tiene explicación.

Para tener más fuerzas y poder caminar con mayor agilidad, anhela tener por lo menos 90 años. Recuerda que a esa edad, ella “era toda una fortaleza”.

“Tengo 110 años y para esta edad es increíble, ahora la gente no tarda y cuando tienen 50 ó 60 años les duele el cuerpo”. Pero reitera no estar sana. Padece de dolores en el estómago y un líquido amargo recorre su paladar. Lamenta no tener dinero para la asistencia médica ni el pasaje. Pero recurre a la medicina tradicional.

Cansada de permanecer en el sillón, doña Librada Márquez Pulido se levanta y camina hacia la puerta para ejercitar sus tendones y estos no se encojan. Contenta por el diálogo, dice que aún hay mucho por contar, por lo que espera la siguiente entrevista para cuando ella tenga 111 años.



miércoles, 7 de mayo de 2014

En Poza Rica, el rey de los pobres

(La entrevista a un vagabundo de Poza Rica. Esto fue en junio 2011. Pero me agradó rescatar el texto que originalmente se publicó en el periódico Noreste) 

Francisco De Luna

Poza Rica, Ver.-“Fui rico y ahora soy el rey de los pobres”, relata el señor Ehivar Salvador Trejo del Castillo, con 68 años de edad. Todos los días vaga por las calles y pide limosna para el licor o el cigarro.

Su rostro y barba sucia, denotan que vive a la intemperie. Su aspecto es como el de todos los vagabundos, con varios destinos, barbado, ropa remendada; ve pasar los días mientras busca qué comer y con qué taparse.

“Trejo” es como le gusta que lo nombren; sus emociones varían; triste y enojón, de momento canta y frunce la cejas como añorando tiempos antaños, cuando él tenía empleo, pues fue piloto aviador de un empresa particular en la ciudad de México, pero cuenta que su destino era terminar en la calle.

La historia de este personaje es similar a la de cientos de la región, muchas veces buscan en los basureros de tiendas comerciales, sobrantes de comida, agua o refrescos. La vida de Ehivar era distinta. Tuvo la oportunidad de conocer varios estados de la República Mexicana y vestir “pantalones Levi´s” y hasta fue patinador en pistas de hielo.

Dice ser un refugiado de la región, es de Huachinango Puebla, llegó a Poza Rica hace más de diez años para integrarse a la sociedad y en busca de empleo, pero el alcohol y tabaco, lo orillaron a perderlo todo y hoy vive en la calle.

Duerme a un costado de la biblioteca “Francisco Lira Lara” de esta ciudad petrolera, ubicada en el norte veracruzano. Mientras transcurre la entrevista en el parque “Benito Juárez”, saca de sus bolsillos un pedazo de pan y cachos de cigarro, los revisa al tiempo que dice “estas chingaderas ya no sirven”.

Este 20 de junio se celebra el “Día Mundial del Refugiado”, con el lema “Ponte los zapatos de un refugiado y da el primer paso para entender su situación”, con ello se hace hincapié en la situación de los migrantes.

En esta fecha la Organización de las Naciones Unidas (ONU), exhortó a desafiar la intolerancia y la indiferencia hacia personas que para salvar sus vidas lo han perdido todo.
 “Trejo”, cuenta sus aventuras entre las diferentes clases sociales, “la buena comida”, la comodidad de una habitación. Intelectual y conocedor de la música; canta el danzón así como melodías de Agustín Lara y recuerda haber tenido la colección musical de “The Beatles” y sabe que la banda se integró en Liverpool en 1960 y de su vocalista Jonh Lenon.

“Ya no quiero nada, sólo estoy esperando a morir, pero tampoco me voy a suicidar”, dice y de pronto parafrasea una cita bíblica que Dios aborrece el suicidio. Cuenta padecer cirrosis y sentir dolores en el abdomen “esto es por tanto licor y cigarro y de cuando me drogaba en mi juventud” y así continúa como vagabundo, muchas veces solitario, otras ocasiones acompañado de amigos que están en su misma situación. Siente orgullo por sus travesías al jurar que conoció de todo.

Al vivir en la calle ha encontrado a personas que lo conocieron en su juventud, lo invitan a trabajar y reintegrarse a la vida social, sin embargo comentó que sus días terminarán en la vía pública.

“Me encontró un señor que trabajaba en la maquinaria con mi padre en Zacatlán, Puebla y me dijo que me llevaba a laborar, pero en realidad ya no quiero nada”.

Abandonó a su esposa e hijos y refiere que su matrimonio era disfuncional, como ahora lo es su vida.

Su adicción por las drogas, lo llevaron a la quiebra y su familia lo relacionó con enfermedades mentales. Han transcurrido más de diez años, se convirtió en vagabundo y va por las calles levantando cajas y periódico que le servirán para cubrirse mientras descansa, con la esperanza de despertar y continuar en la vagancia.

jueves, 1 de mayo de 2014

Destruyen área protegida en Coatepec; construirán fraccionamiento

Casi una hectárea deforestada en la zona protegida
Foto: Francisco De Luna
Francisco De Luna

Xalapa, Ver.-Los manantiales que abastecen de agua a 2 mil personas en las localidades de Zimpizahua y Las Puentes, del municipio de Coatepec están amenazados por la construcción de un fraccionamiento donde se pretende lotificar tres hectáreas de una zona protegida.

Los lugareños se unieron para emprender la lucha y evitar que los cuerpos de agua queden devastados por la edificación de 134 viviendas, explicaron Joaquín Alcántara Hernández y Fabián Anell Hernández quienes encabezan el movimiento para la protección del entorno ecológico.

El dueño del predio es Vicente Libreros Alarcón, quien en 2005 solicitó permiso para lotificar pero a través de la Dirección de Obras Públicas de Coatepec el 28 de enero de ese mismo año se le notificó la negativa de licencia para el desarrollo habitacional por contravenir el ecosistema de la zona considerada frágil y susceptible de afectarse.

A pesar de la consideración por daños a los manantiales, en noviembre 2013 casi al finalizar la administración municipal del panista Manuel Sánchez Martínez, se otorgó el permiso para el cambio de uso de suelo para desarrollar en área protegida, conjunto habitacional donde se localiza los mantos acuíferos.

Fue en noviembre del año pasado que comenzaron la maniobras en el predio, donde se inició la tala de árboles y que al paso de cinco meses se ha devastado más de una hectárea.

En el lugar se observan los troncos caídos, ramas secas, la zona ha quedado parcialmente despejada situación que preocupa a las familias de ambas localidades ubicadas a un costado de la carretera Coatepec-Xico, área que a decir de las familias defenderán para evitar su destrucción.

A petición de los ciudadanos, el alcalde Roberto Pérez Moreno ordenó detener los trabajos de deforestación en el sitio protegido, ya que no se cuenta con los estudios de impacto ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema).

Los ciudadanos solicitan la intervención del Gobierno Estatal, de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y de los ambientalistas para que impidan la autorización y construcción del fraccionamiento que contará con siete manzanas en las tres hectáreas.

El 19 de marzo de 2004 fue declarada zona ecológica protegida por las autoridades municipales y en el predio que consta de 29 hectáreas hay placas que muestran las leyendas que prohíben la construcción, lotificación, incluso utilizar fertilizantes, ya que la tierra es considerada altamente productiva.

Los ciudadanos de Zimpizahua y Las Puentes comenzaron su lucha contra el ecocidio y advierten con protestar, tomar el palacio municipal y hasta el cierre de carretera para defender el entorno ecológico que los abastece de agua.

Más información en: elaguiladeveracruz.com.mx